Alfonso llevaba un año en Letamendi, en la Delegación especial de Cataluña, en la Agencia Tributaria. La de verdad, no la autonómica. En su despacho de la séptima planta no recibía más visitas que las de los asesores de despachos de postín y las de compañeros de Inspección, (la de verdad, no la de Aduanas) si bien hay que decir que lo que anhelaba era visitas de compañeras. Confiaba en la tradicional endogamia del Cuerpo de Inspectores de Hacienda y en realidad creía que, tras 5 duros años de oposición, el destino le debía una novia guapa, lista, simpática e inspectora de Hacienda.

El edificio estaba compuesto de 8 plantas, pero para el personal de Inspección las plantas dedicadas a atención al público eran invisibles, de hecho reservan el calificativo de ventanillero para identificar al personal que se encarga de la gestión masiva de contribuyentes.

Sin embargo, ese día, la máquina de café de su planta estaba estropeada y tuvo que rebajarse a la primera planta, ocupada por el personal encargado de Recaudación.

En esa planta, se atendían contribuyentes y se entregaban cartas de pago. En el pasillo encontró a un antiguo compañero del Colegio.

-Joder, Montes, ¿qué haces tú por Barcelona?

Se abrazaron y comenzaron una tímida conversación, interrumpida por silencios…

Vaya, así que al final aprobaste Inspección.

Ya ves..¿Y tú? ¿NO me digas que estás en el lado oscuro?

Ja,ja…Lado oscuro.. Si los malos sois vosotros..

Sí, al final me llamaron de Baker&Mc Chicken y dejé Granada..

Bueno, me llaman….

Espera…¿te casaste..?

¿Tienes hijos?

Bueno, a ver si te llamo y nos ponemos al día.

Alfonso cumplió su promesa y llamó a su amigo Bolaños, al que recordaba por sus triples en las canastas del colegio y que ahora se había convertido en todo un señor inspector.

Por su parte, Montes había estudiado Derecho en la Universidad de Granada, y tras un magnífico currículum plagado de matrículas y sobresalientes, fue premiado por una beca para realizar un Master de Derecho europeo en la Sorbona. Esos 2 años en París pintaron su personalidad.

Su padre, prestigioso Magistrado del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, de la sala de lo civil, se sintió orgulloso por aquel premio. No le reportó la misma alegría su elección por la Fiscalidad Internacional.

LA NOTARÍA

En un sofá clásico de la notaría Paula esperaba sentada en un extremo del sofá con su Código civil de Aranzadi abrazado al pecho. Mientras tanto, su compañera Cristina, recostada en el otro extremo, extraía de una carpeta gastada fotocopias con Resoluciones de la Dirección General de Registros relativas a la necesidad de aceptación de la herencia en el Notariado latino.

La Notaría ocupaba 2 plantas de un emblemático edificio situado en la Calle Aribau. La decoración, que hubiera resultado austera para la vida notarial en otras partes de España, era barroca para el gusto catalán. Cumpliendo una de las incongruencias que abundan en las costumbres catalanas, el ambiente era sencillo, de modo que se debe gastar mucho dinero, pero sin que se note demasiado. Pinturas de artistas contemporáneos rivalizaban por ocupar las paredes con placas conmemorativas de seminarios y conferencias de Derecho Registral.

Cuando el reloj de pared se acercaba a las 3 de la tarde, Paula cruzó las piernas, mientras uno de los oficiales corría a pasar una póliza al despacho de firmas situado al fondo del pasillo. Empezó a lamentar haberse decidido por los tacones, cuando miraba las cómodas deportivas de color rosa que calzaba su compañera. Pero esa tarde, después de toda la semana encerrada en el cuarto estudiando en chándal, quería sentirse guapa, así que utilizó un leve toque de maquillaje, lo justo para resaltar el violeta de sus ojos y, una vez que se vio en el espejo, aprovechó para lucir su última falda que esperaba aburrida en el armario. Hojeó dos o tres artículos del usufructo y empezó a intentar recordar que le había hecho decantarse por la oposición de notarías.

En las aulas de la Calle Duquesa que ocupaba la Facultad de Derecho de Granada asistió una tarde a una práctica de civil que impartía un notario de pueblo, joven, con los ojos vivos, que ejercía en Guadix, pero gustaba de acercarse una vez a la semana a la capital para ilustrar a los jóvenes sobre herencias, capitulaciones matrimoniales y práctica hipotecaria.

Todavía en las doradas épocas del boom inmobiliario, presumía de trabajar 6 meses al año, turnándose con otro compañero en las funciones notariales. Los universitarios escuchaban sus disertaciones sobre la importancia de los instrumentos públicos con el marco del Jardín Botánico, tristemente arrasado por un incendio años después. La mayoría de los volúmenes enciclopédicos pudieron salvarse, no así la Biblioteca, posteriormente transformada por infames políticos en un lamentable edificio minimalista.

Tal vez no fuera esa la idea que le llevó a tales sacrificios, sino los personajes de las novelas de Henry James, Retrato de una dama, La heredera, situado en mansiones victorianas. Para soñar con ese status, antes había que superar los 300 temas y memorizar los artículos de servidumbres, posesiones civilísimas y usucapiones contra tabulas.

Buenas tardes, maestro.

Pasad, pasad, disculpad la espera, pero ya sabéis, los clientes…

Pasaron al salón reservado para las grandes firmas, escrituras con capital social de varios millones de euros. En una mesa preparada para 12 personas, Paula acostumbraba a sentarse junto a la ventana, mirando lateralmente al notario. Por su parte, Cristina se sentaba en la silla contigua a la legislación hipotecaria. Montones de libros apilados y protocolos de varias decenas de años servían de parapeto entre D. Cosme y sus alumnas.

Bueno, Paula, ¿qué temas me traes hoy?

Paula notaba cómo su corazón se aceleraba y titubeó para acabar diciendo…

Esto.. Eh.. Don Cosme, ha sido una semana difícil, hemos tenido un día menos, llevo sólo 6 temas..

Muy bien, ¿cuáles son?

El 5 de foral, la accesión, el contrato de depósito y los 3 de régimen económico matrimonial,

¿Y tú, Cristina?

Yo me he atascado con los temas de urbanismo.. Sólo llevo los de suelo, la ocupación, y de fiscal, el IVA.

Bien, Paula, me cantas la accesión y Cristina, la ocupación… Tenéis 3 minutos para hacer el esquema..